sábado, 3 de septiembre de 2011

Momentos de flaqueza.

Cuando piensas que todo a pasado, que la calma ha vuelto y las lágrimas y el sufrimiento quedaron atrás, cuando crees que nada te afecta, es entonces cuando eres más vulnerable que nunca. Hoy he vivido una experiencia que demuestra que lo peor que uno puede hacer, es precipitarse sin motivo, sin tener nada claro, haciéndolo todo solo por acallar a la desesperación que martillea nuestra mente con constancia y tesón.
He comprobado que las mentiras duelen, pero duelen más aún si no luchas contra ellas, pujando porque la verdad salga a la luz, sino que simplemente, confías en ellas.
No pienso volver a dar un paso atrás, hoy se ha acabado todo. Miraré hacia delante, aunque no sepa que me depara el futuro, ya que es lo único que puedo hacer y aunque no lo fuese, es la mejor opción posible.
Quiero fingir que nada me afecta, tal y como creía antes, pero me siento incapaz de hacerlo.
Quizás lo mejor sería descansar, pero dudo que pueda ahora mismo, y menos aún con tantos sentimientos a flor de piel, sin saber realmente lo que significan.
Quién sabe, quizás necesite a alguien con quien contar, y aún sabiendo que no estoy sola, me siento incapaz de confiar en alguien y abrirme, revelando así todo lo que en su momento sentí, lo que siento y lo que soy. Simplemente no puedo, hay algo en mi interior me dice que no lo haga, y sé que así solo consigo hacer realidad el mayor de mis temores, puesto que me engaño a mí misma.
Este es el pequeño empujón que necesitaba para terminar de decidirme, y aunque no haya sido fácil, lo necesitaba. Voy a hacerlo y espero no equivocarme, puesto que las consecuencias podrían ser más que desastrosas.
No merece la pena seguir luchando por un sin sentido, voy a vivir para mí, y a dejarlo todo atrás, encerrado hasta el día en el que sepa como enfrentarme a ello.
No sé a quien va dirigido esto, quizás a Dios, quizás al destino o a una fuerza inhumana que simplemente juega con nosotros, seas quien seas, gracias. Gracias por hacerme darme cuenta a tiempo de lo que estaba haciendo, por abrirme los ojos y enseñarme el camino por el cual seguir adelante.