viernes, 21 de octubre de 2011

Otro pequeño momento de reflexión.

Dolor, desánimo y desgana, melancolía, nostalgia y como no, finalmente, impotencia...
Odio hacia esos momentos en los que lo único que quieres es gritarle al mundo lo que piensas, tu voluntad, tus deseos, gritarlo y que lo sepan todos, que se enteren de una puta vez de que estás ahí y de que a ti también te importa... y simplemente no poder hacerlo, porque no, porque no puedes, porque el miedo te lo impide.
Un amigo me dijo una vez, que la única barrera que tendría en la vida, es el miedo, y que solo superándola, sería capaz de hacer cualquier cosa... Pero nadie me dijo que hacerlo fuese fácil, y es que ciertamente, no lo es.
Es mucho más complicado abrirse hacia uno mismo, admitir lo que sientes y liberarlo, asumirlo y canalizarlo en lugar de luchar contra ello, ignorándolo, relegándolo a un segundo plano por miedo a enfrentarte a lo desconocido, o quizás a lago conocido, que sabes de sobra que va a salir mal.
Cuando vuelve el pasado, entremezclándose con el presente y soñando con el futuro, te perderás hasta el momento en el que te encuentres a ti mismo y comiences a salir, a rebelarte a ti y somo a ti lo que realmente piensas, y cuando dejes de bloquearlo dejarás de estar ciego, solo y perdido en medio de la nada.

Afronta tus miedos y tus realidades.